LA
CONSTRUCCIÓN SOCIAL DE LA CULTURA HUMANA
ALEJANDRO URIBE BEDOYA
El autor es un escritor e historiador que fue expulsado de varias instituciones de Colombia por sus conocimientos sobre el fascismo. Él fue expulsado de la FLACSO sede México por profesores franquistas españoles y argentinos que le impidieron graduarse como maestro en Ciencias Sociales. Fue vetado en la Universidad Tecnológica de Pereira y expulsado de varios colegios entre ellos el Colegio “Manuel Elkin Patarroyo” de donde lo licenciaron por crear un cine-club antifascista, del Colegio Aquilino Bedoya por defender las comunidades indígenas y del Colegio Agustín Nieto Caballero por crear un sindicato de educadores por contrato. Él ha sido adoptado como refugiado político por el Estado de Ginebra en Suiza y allí continúa sus estudios sobre la sociedad colombiana.
Mucho se ha escrito sobre la transformación
fisiológica del Mono en Hombre o proceso de Hominización; hemos inclusive
encontrado el eslabón perdido que tanto trasnochó a los investigadores.Hay un
proceso poco investigado: la "Transformación del mono en hombre",
pero desde el punto de vista del comportamiento ético y cultural. El "espíritu simiesco", la
"cultura simiesca" que identifico como "Cultura
Salvaje" ronda como un duende en la
cabeza de los hombres; ha sido muy complicado crear la "Cultura
Humana", "El hombre humanista" en contraposición al "Hombre
espiritualmente simio".
La
herencia del "Hombre culturalmente simio", cultura ancestral y
legendaria, la podríamos identificar en los siguientes elementos:
1.
El "Hombre culturalmente simio" es un hombre violento; la
"Cultura de la violencia" hace parte de nuestro estado de salvajismo,
en el, los hombres (para subsistir) tenían que acudir a la coacción contra la
naturaleza o al enfrentamiento violento entre manadas.
2.
El "Hombre culturalmente simio" es un hombre egocéntrico; sólo
trabaja para sí y para los de su grupo, las demás especies son importantes en
la medida en que sirvan para satisfacer sus necesidades.
3.
El "Hombre culturalmente simio" es un hombre competitivo, incapaz de
cooperar con otras especies y dispuesto a superponer su instinto de
supervivencia por encima de los derechos de los demás.
La
edad Preescolar es quizá la etapa clave para demostrar algo significativo: nacemos siendo hombres culturalmente simios y
las estructuras sociales refuerzan todos los arquetipos del hombre no humano.
Estudios
con preescolares demuestran esta hipótesis; el instinto violento nace con
nosotros y se va reforzando a lo largo de nuestra existencia, el dañar o
destruir es parte de las actitudes más repetitivas del preescolar; pelearse,
morderse, golpearse son comportamientos típicos en nuestra edad temprana y se
prolongan hasta bien avanzada la edad; desde niños somos violentos, las
diversas formas de violencia que podemos aplicar se van haciendo más sutiles;
el simple daño en el preinfantil, palmadas y mordiscos son reemplazadas en la
edad infantil por las patadas y los puñetazos; desde la juventud la violencia
implica instrumentos especializados como los puñales y las armas de fuego.
También en el preescolar, el individualismo hace parte de su personalidad; el
sentido de propiedad, de egocentrismo, se nota en la actitud de no compartir;
un preescolar recibió en época de navidad un tricíclo, con el ajustaba dos, su
compañero, de su misma edad, carecía de tricíclo, en el momento en el que se le
quitó uno para dárselo al que carecía de el, el preescolar se puso a llorar y
asumió inclusive actitudes violentas; se le entregó a un niño un vaso de
gelatina y se le incitó a compartirlo con otros niños, se puso a llorar y
también asumió actitudes de ira, quería todo para él. Compartir no es propio del preescolar, las
actitudes individualistas se van convirtiendo lenta y paulatinamente en parte
de su personalidad y son reforzadas por el medio social. Así funciona el utilitarismo; el lucro, la
necesidad de recibir por hacer algo, se nota también en el preescolar; la
dependencia de sus padres los hace utilitarios; sin embargo, no se nota aún en
su plenitud hasta la infancia, en donde el utilitarismo se desborda a todos sus niveles; aún sabiendo que los
productos a comprar son para hacer su cena, muchos niños cobran a sus padres por
hacer mandados o los presionan para estudiar o portarse bien siempre y cuando
les den recompensas: la bicicleta en época de navidad, el paseo, etc. el
"qué me da si hago esto" expresado en la edad infantil, es otro
comportamiento simiesco de los individuos a pronta edad.
La herencia del capitalismo y sus estructuras
sociales crean arquetipos que se transmiten por herencia de padres a hijos; así
como el pájaro nace con la cualidad de como construir un nido, de cuales son
los alimentos que tienen que buscar, de como deben orientarse en la naturaleza,
así también los hombres nacen con toda la herencia cultural del hombre
simiesco, que aprovecha plenamente las estructuras capitalistas. Así, la triada Competencia, Egocentrísmo y
Violencia es el triángulo propio del Salvajismo. Ahora bien, si hablamos del
proceso de transformación cultural del mono en hombre, esto es de la
transformación de la vieja cultura
simiesca en "Cultura humana", es de entender que es necesario la
transformación de esta triada en otra triada antagónica que se identifique con
"El hombre culturalmente humano" esto es:
1.
De la violencia al pacifismo: El
"Hombre culturalmente humano" no es un hombre violento sino pacífico.
2.
Del egocentrísmo al altruismo: El hombre
que deja atrás la "Cultura simiesca" es más altruista que
egocéntrico.
3.
De la competencia a la solidaridad: La "Cultura humana" implica la
formación de un hombre solidario y la anulación de la competencia.
TRIADA DE LA CULTURA SIMIESCA
VIOLENCIA
EGOCENTRISMO COMPETENCIA
│
│
TRIADA DE LA CULTURA HUMANA
│
NO VIOLENCIA
ALTRUISMO AYUDA MUTUA
Un cuadro comparativo mucho más específico,
lo podemos encontrar en el siguiente cuadro:
HOMBRE CULTURAL
MENTE SIMIO HOMBRE
HUMANO
-Hombre violento -Hombre pacifista
-egocéntrico -altruista
-insolidario -solidario
-sexualmente anárquico -sexualmente organizado
-Incapaz de adaptarse -convive armónicamen
positivamente a la con el medio
naturaleza
HOMBRE CULTURAL
MENTE SIMIO HOMBRE
HUMANO
-Desorganizado social e -Organizado
social e
individividualmente individualmente
-Actúa por instinto -Actúa
racionalmente
-No se percata de su -Se percata de su futuro y el de los demás
futuro
-No mide las consecuen -Mide
las consecuencias de sus actos
cias de sus actos
-Incapaz de autocontro -Se
autocontrola
larse
HOMBRE CULTURAL
MENTE SIMIO HOMBRE
HUMANO
-De muy bajo sentido -De
alto sentido social
social
-Pierde sus valores -Interioriza
sus valores
-Utiliza la naturaleza -Controla
positiva
anárquicamente mente
su relación con el medio
-Incontrolable demográ -Demográficamente
ficamente controlable
HOMBRE CULTURAL
MENTE SIMIO HOMBRE
HUMANO
-No tiene en cuente -Tiene en cuenta los
los sentimientos y De sentimientos
y Dere
rechos de los demás chos
de los otros
-Defiende la Explotacion -En desacuerdo con
hombre por el hombre explotar
a otros
El futuro de la Cultura humana puede estar sellado por este antagonismo; cada vez
hombres y mujeres del orbe se han percatado de la necesidad de tomar partido
por un modo de vida mejor, en la medida en que para muchos seres humanos la
"Cultura del hombre culturalmente simio" ha significado el peor de
los desatres y ejemplos que hayan pasado por su vida.
Apliquemos
los anteriores conceptos al análisis de nuestra realidad y demostremos con la
hipótesis central del presente ensayo: antes que "Cultura Humana" la
Postmodernidad ha reforzado la cultura del "Hombre culturalmente
simio" por lo que nuestro proceso de transformación espiritual del mono en
hombre ha sido estancado por el impacto del Capitalismo, de allí que El
Capitalismo Salvaje o el Anarcocapitalismo (Neoliberalismo), en su expresión
más global, el Imperialismo, se han convertido en el obstáculo mas grande para
la creación de una cultura humana.
El
perfeccionamiento cultural, profesional y educativo es una de las grandes
banderas de la postmodernidad; la Postmodernidad es una creación del Capitalismo
y por ello su carácter (como el de su padre, el orden burgués), es
evidentemente clasista.
Un
ahondamiento sin igual de las relaciones de segregación o del Apartheid social,
refleja la plena vigencia del Darwinismo social, ideología característica de la
sociedad Burguesa. Ese ahondamiento de
las relaciones de segregación trae consigo la crisis de la "Cultura
humana"; la "Cultura simiesca" se va sobreponiendo a los valores
fundamentales de la convivencia social en el sentido humano. Los ejemplos de
"Hombre culturalmente simio" los tenemos a la vista: los encontramos
en el Imperio romano, en la Inquisición medieval, la Conquista y colonización
de Africa, América y Asia en las guerras imperiales de los siglos XVIII y XIX, en la primera y segunda guerra
mundial, en el fascismo hitleriano, en la bomba de Hiroshima y Nagasaki, en la
guerra del Golfo pérsico. En América es
bien latente en los procesos de conquista y colonizacíon, en las guerras de
independencia, en las guerras civiles del siglo XIX, en las invasiones
norteamericanas y las cruentas
dictaduras militares, en la ambruna, el endeudamiento externo y la pobreza.
La
sobreutilitarización de la sociedad hace que la ética humana entre en crisis;
el individualismo se sobrepone al colectivismo y la colonización de la
personalidad del ser individual por los principios Capitalistas de competencia,
ganancia, lucro, utilidad representa el fenómeno social más característico de
la postmodernidad.
Viejos
actores que se contrapusieron a los principios asociativistas y agitaron los
comunalistas como la Iglesia, los Sindicatos y los Partidos de Izquierda
claudicaron finalmente ante el anarcocapitalismo que penetró inclusive en las
duras conciencias antiexplotadoras de sindicalistas, en las apocalipticas ideas
del bien de Sacerdotes y monjas o pastores evangélicos y en las radicales mentalidades
antiempresariales de los izquierdistas, por ello nos quedamos sin oposición al
utilitarismo, la burguesía triunfó e impuso la tiranía del Capital y con ella
el prototipo simiesco de la cultura.
No
es difícil demostrarlo: las amplias ganancias de la Iglesia católica en el
manejo de la educación privada así lo demuestra; las excentricidades y el lujo
de que disfrutan los dirigentes sindicales también, el acomodamiento de la
izquierda a los regímenes burgueses más aún.
Ante
qué fenómeno particular nos ha postrado la Postmodernidad? la idea del
Capitalismo Salvaje, trae su acompañante: la "Cultura Salvaje"
característica de dicha sociedad, ella consiste ni más ni menos que en la
profundización de las relaciones salvajes de interacción entre los hombres, en
la conversión de la Sociedad en una especie de selva en la cual los hombres no
conviven sino que compiten, no se ayudan sino que se liquidan.
El
ansia de poder, de dominación, de explotación y sometimiento característica de
los Ecosistemas salvajes se ha convertido en la norma absoluta de nuestro
existir; es tan normal matar en nuestras sociedades, como lo era en el Estado
natural, utilizar al otro en condiciones de indefección como lo hace el León
con el ñiu o el tigre con el venado; es una prueba fehaciente de la vigencia
nefasta del la cultura del "Hombre culturalmente simio".
Es
indiscutible que el trabajo intelectual juega un papel esencial en éste
proceso. El intelectual es el portador del saber, el hombre que ha tenido la
posibilidad de alejarse a mayor distancia del "Hombre culturalmente
simio", sin embargo, el mismo trabajo intelectual, característico del
perfeccionamiento cultural se ha puesto al servicio de la cultura simiesca. El
capitalismo también utiliza la intelectualidad y lo hace para reforzar el
sistema, para autoreproducirse y sostenerse como sociedad. La utilitarización de la intelectulidad es
uno de los elementos importantes de la "Crisis de la Cultura Humana";
el armamentismo producido por los científicos en los más disímiles campos, con
toda su capacidad destructiva para someter e intimidar pueblos es una prueba
fehaciente de ello. La manipulación del científico como instrumento del Capitalismo
se ha convertido en una de las principales amenazas para la humanidad entera.
Por
ejemplo, la utilización de los hidrocarburos tiene al borde de la destrucción
al planeta y ello se lo debemos a los científicos; la destrucción del plancton
marino por la contaminación con productos químicos ideadas por los científicos
amenaza seriamente la cadena alimenticia, con ello la posibilidad de que todo
rasgo de vida, incluyendo al hombre desaparezca de la faz de la tierra; los
inventos en la industria textilera , alimenticia, petroquímica y en la
Agroindustria para alentar el consumismo van a terminar por liquidarnos.
Así,
el Capitalismo se aprovecha del trabajo intelectual con propósitos nefastos y
perversos, alimentando una Cultura animalesca, propia de nuestro pasado
homínideo, en la cual sin importar las consecuencias y los métodos, competimos
como las más salvajes fieras por la subsistencia, es, sin lugar a dudas, uno de
los más importantes virajes negativos que la Postmodernidad ha dado a nuestra
cultura.
La
Historia de la humanidad denota una transformación inequilibrada del hombre,
esto es, en la medida en que el proceso de hominización física transcurrió con
éxito, en que nuestra fisiología abandonó el Estado del mono y adoptó el Estado
del hombre, nuestra cultura sufrió un retraso, continuamos por mucho tiempo
siendo "Hombres culturalmente simios" inmersos en el yo de hombres fisiológicamente humanos, aquel viejo
simio que creíamos haber derrotado con nuestro andar erecto, la capacidad de
hablar y la perfección del lenguaje ha subsistido en nosotros como
"Cultura simiesca".
Los
intentos por construir la "Cultura humana" tenemos que buscarlos en
la ética; sin embargo, la construcción teórica no basta, mucho más importante
que ella es la actitud que en la práctica asumen los hombres como "seres
humanos" o como seres "Culturalmente simios" para poder evaluar
resultados. La Familia, el Aparato educativo y los Aparatos ideológicos de
Estado son elementos que pueden contribuir en gran medida a crear una cultura
humana o a reproducir una cultura simiesca.
Los
comportamientos salvajes regidos por la ley de la supervivencia del más apto,
como instintos naturales y arquetipos propios del ser humano, continúan
vigentes. La crueldad de la cacería
parece trasladarse al ámbito de lo
social;
lo social desde el momento mismo del surgimiento de las clases sociales, de la
explotación del hombre por el hombre se convierte en una inmensa selva donde la
ley de la supervivencia del más fuerte se impone; donde los hombres mismos se
auto interpretan como animales y donde el cemento de la sociedad se asemeja a
una selva, el ratón o la rata identifica al ladrón; el gato al hombre que
persigue a los rateros; el conejo, al hombre no violento; el águila, al vivo;
así se identifican a los hombres como el elefante, el tigre, el león, el perro,
el búho, la gallina, el gallo, el ganso, el lobo, el pingüino, la culebra, la
paloma, el cóndor, el gallinazo, la avispa, la abeja, la oveja, el chivo, la
tortuga, el buitre, la garza, la pantera, la lombriz, el gusano y muchos más.
El sentido común popular impone como códigos de identificación de los hombres
estos nombres, los hombres mismos con estos apodos reconocen que lo social se
asemeja a una selva y se autoidentifican con ella.
Hay
que reconocer que es muy difícil asimilar ciertos instintos animales al hombre
de la postmodernidad. Nuestros hombres
paradójicamente se alejan cada día más de los instintos animalescos no hacia la
"Cultura humana" sino hacia comportamientos mucho más regresivos que
los comportamientos animales; eso de que "hay hombres que son animales
completos" es de discutir. Los
animales no matan a los de su misma especie a excepción de ciertas fieras como
el oso o el león que aniquilan a sus crías para obligar a la hembra a entrar en
celo; sin embargo, el hombre si lo hace; los animales trabajan cotidianamente
para sobrevivir, el parasitismo es propio del hombre de la postmodernidad.
La
cotidianidad es uno de los elementos claves que nos permiten corroborar el
dominio de la "Cultura simiesca" por encima de la "Cultura
humana". Les gusta a los hombres
del común formarse, estudiar, ser cultos o practicar la ciencia? cual es la
relación proporcional entre los cultos y los incultos en la época de la
postmodernidad? la realidad es que la proporción favorece ampliamente a los
segundos. A pesar de que la
postmodernidad ofrece amplias oportunidades para el desarrollo de la cultura,
esta continúa siendo una práctica de las minorías. La cultura simiesca detesta el desarrollo
cultural, los medios de comunicación masiva explotan esta situación y
contribuyen a hacernos más simios que cultos.
Burlarse
de los buenos estudiantes, apodar como "Nerds" a los hombres
inteligentes, aislarlos y desprestigiarlos sin tener en cuenta su situación es
algo muy común y característico de la postmodernidad. El énfasis en la
apariencia, en la vida formal y en las sensaciones por encima de la moral es
algo propio de nuestros tiempos. Más
"bonitas y sensuales" que inteligentes, es la influencia en las
mujeres y hombres de la postmodernidad que derrochan dinero y energías en
sostener un mundo plástico que los convierte en seres inservibles a la
sociedad, en simples pasajeros de la vida que pasan por el mundo sin hacer
aporte alguno a la historia; "vienen a que los vean" es un slogan que
los caracteriza plenamente.
El
parasitismo social se ha convertido en una de las prácticas más comunes; el
desprecio al trabajo y la deshonra que el trabajo honesto provoca en hombres y
mujeres han hecho de la vagabundería un mecanismo de fama y prestigio;
apariencia más vagancia es igual a distinción. La ciudad, ese espacio de
violencia, de competencia y de egoismo (la triada que caracteriza la cultura
simiesca) es además un espacio de parasitismo. El trabajo es una practica reducida en la
población. Entendido como el proceso de
creación de bienes materiales y espirituales, es de entender entonces, que solo
el sector industrial y la intelectualidad contribuye a ello; la producción de
bienes materiales y espirituales en la ciudad es muy reducida, materialmente la
ciudad vive del campo, en el campo esta el trabajo, en la ciudad el
parasitismo.
"Cultura
simiesca" y "parasitismo" representan el dúo dinámico que va de
la mano en la postmodernidad; es su eje fundamental. Del parasitismo, del no hacer nada, vive un
grueso número de la población. Los que se dedican al trabajo, o sea al desgaste físico o intelectual son
reducidos; el facilismo en la búsqueda del dinero es la norma fundamental de
nuestros tiempos.
Ese
"parasitismo urbano" es inclusive una representación simbólica. Una "vida cómoda", una "vida
sin problemas", "no tener que esforzarse", son algunos de los
slogans que caracterizan la vida urbana; el hombre de la ciudad piensa desde
una perspectiva diferente a la del hombre del campo, que sabe que un tipo de
afirmación de estas significa la muerte.
Esta "vida fácil" no se puede realizar sin dinero, el dinero
es la obsesión del habitante urbano ya que el dinero otorga todos los
instrumentos que permiten tanto satisfacer las necesidades como sostener el
status y el simbolismo clasista.
La
lucha por el dinero es el drama de la vida cotidiana en la ciudad. Adquirir dinero es la obsesión del ciudadano
urbano, no importa como, para muchos la moralidad es un obstáculo serio para
ello. Subir a un bus a cantar,vender
chucherías, atracar, secuestrar, vender y más vender todo lo que se pueda hasta
obtener el precioso billete; ello, hace del ciudadano un obsesionado del
dinero; no importa los medios en los casos más extremos si es preciso engañar,
prostituirse, deteriorar la salud del otro vendiendo alucinógenos, se
hace.
La
guerra por el dinero es la principal motivación de la "Cultura
simiesca" en la época de la postmodernidad, ya que el dinero, la lucha por su obtención nos hace
salvajes, despierta nuestros instintos violentos, egoistas y competitivos:
1.
VIOLENTOS: La guerra por el dinero en
las ciudades ha elevado los índices de violencia; muertos heridos,
desaparecidos, amenazados, desterrados como efecto de la guerra por el dinero.
2.
EGOISMO: El Darwinismo social es más
focalizado en las ciudades; el egocentrismo traducido en "vivir yo y los
demás que se jodan" conlleva al aumento de la injusticia; en todos los
grupos sociales se aplica este principio, no solo los ricos y la clase media lo
asimilan como parte de sus convicciones, también los pobres. El núcleo de
solidaridad social se ha reducido a uno o dos individuos, ni siquiera en la
familia existe.
3.
COMPETENCIA: La ciudad es un espacio de
competencia, por empleo, por bienes materiales, por status. La competencia es una de las cualidades más
significativas; la sociedad de consumo impone la competencia como principio de
vida, ella, escinde los hombres en marginados e integrados, con bienestar o
sin
el, desarrollados o subdesarrollados, nutridos y desnutridos, felices e
infelices.
"La
ciudad de los simios" es quizá el slogan clave para identificar a las
urbes. en ellas, unida a esa guerra por el dinero, nos encontramos con la
indiferencia. En la especie animal simiesca son muy pocos los individuos que sobreviven
cuando se encuentran enfermos o heridos, muy pocos los que protestan y la
autoridad del jefe de la manada se impone por violencia: no es esto lo que se presenta en nuestras
ciudades?
La
indiferencia es típica del ciudadano urbano.
Basta tenerlo todo para despreocuparse de los demás, basta conseguir
para mí sin importarme el otro; los peores crímenes ya no nos escandalizan, una
masacre es tan normal como tomar apaciblemente un tinto en una cafetería, ver
al pobre agonizando de hambre es tan normal como comprar un refresco; es una
verdadera vida salvaje. La autoridad del
gobernante se impone por la fuerza, por la constate amenaza de muerte por las
fuerzas coercitivas que pasean sus armas advirtiéndole al ciudadano lo que
puede pasar si se rebela contra el orden.
Desplazar por la fuerza a los habitantes de un barrio de invasión sin
importar si amanecen a la intemperie es mucho más importante que garantizarle
el derecho a la vivienda.
Es
que la violencia es la manifestación más cruel de la "Cultura
simiesca"; la postmodernidad crea hombres tan violentos que aún la fuerza
y la coacción se convierte en la forma esencial de convivencia; ella es
adorada, idolatrada y es el canal fundamental del poder político y
personal. Las diversas formas de
violencia se han extendido en las sociedades postmodernas como una red; a qué
se debe este fenómeno? esencialmente al renacer de la "Cultura del hombre
simio". Los mecanismos de
legitimidad que se esgrimen así lo demuestra; el sexo y la violencia por
ejemplo, están ampliamente conectados: el "macho violento" o "el
duro" se ha convertido en un símbolo sexual en las mujeres. Contar el número de muertes provocadas por
disputas por mujeres sería interminable; aún en las mujeres se nota la decisión
de matar y herir al hombre u otras mujeres, por problemas personales
pasionales.
El
"hombre macho" estereotipado como hombre violento excita más a las
mujeres, las lleva a la plenitud; no es esto "Cultura salvaje"? La violencia del león defendiendo su
territorio, del gorila defendiendo su hembra, de las hienas o los chitas
disputándose la hembra, no se diferencia en nada del comportamiento de los
hombres de la postmodernidad, nuestro comportamiento muy parecido al de estas
fieras refleja ese estado de salvajismo que aún no desaparece en nosotros.
Matar es normal, herir o dañar son cualidades que tipifican hoy por hoy a las
personas; el que mejor lo haga o "el duro" asume su propio rol de
prestigio en los diferentes grupos sociales.
Es
que la escisión clasista tan fuerte que trae aparejada la postmodernidad hace
que la "Cultura simiesca" se
presente como algo natural; los grupos dominantes u oligarquías
necesitan de la coacción, de la violencia para
defender
sus privilegios, ellos tienen ejércitos plenamente legitimados que aparecen
como defensores de todos los intereses de la sociedad; la clase media también y
aún los sectores populares, desprotegidos crean formas de aplicación de la
violencia para reclamar.
La
"Cultura simiesca" va copando los mismos espacios de sectores
sociales que antes eran catalogados como humanistas. La Iglesia católica, por ejemplo, ha sufrido
un proceso lento y paulatino de deshumanización y es una aliada y justificadora
de la violencia estatal, de la "Cultura simiesca" que surge desde el
Estado; grupos evangélicos avalan el paramilitarismo y las masacres para
apoderarse de tierras que antes eran de campesinos indefensos, el suicidio
colectivo de adeptos es otra práctica cruel que refleja el salvajismo de las
religiones.
Otras
formas de violencia reflejan la descomposición social: jóvenes asesinando
madres embarazadas , masacres transmitidas en vivo y en directo, impunidad y
justificación de muertes (muertos buenos y malos), matanzas colectivas de
jóvenes, satánicos enloquecidos cometiendo genocidios o haciendo arrojar
jóvenes de puentes; curas incitando a la guerra, Estados armándose
desproporcionalmente. Este conjunto de
formas de violencia reflejan una sociedad pobremente humana; es evidente que
culturalmente ese viejo simio que creímos haber dejado atrás aún sobrevive en
los hombres de la postmodernidad.
Los
mecanismos de justificación de la violencia son más que mediocres; la violencia
estatal horrorífica y cruel se justifica por la existencia de otro polo en
guerra; las más horripilantes masacres siempre tienen su justificación. Desde
las bombas de Hiroshima y Nagasaki pasando por las intervenciones militares
norteamericanas en América Latina y las increíbles masacres en Colombia, no nos
hemos quedado sin la respectiva explicación que nos intentan convencer de
porqué estos hechos de sangre eran necesarios.
La justificación significa hacer pensar que el acto de violencia es
legítimo, que el polo que lo ejecuta es el "bueno" y el polo sobre el
que se ejecuta es el "malo"; en este caso la victima siempre aparece
como lo que no debe existir.
La
justificación más cruel es aquella que se hace sobre victimas inocentes. La violencia contra indígenas y negros en la
época de la conquista fue plenamente justificada por la Iglesia basada en
conceptos de inferiorización de la victima y superiorización del victimario;
los argumentos racistas y bíblicos llevaron a la muerte a millares de seres
humanos; lo mismo sucedió con las victimas inocentes de Hiroshima y Nagasaky y
con los pueblos judíos masacrados por Hittler; cada verdugo justificó sus actos
inspirados en ideas de seguridad o superioridad; para los gringos la
demostración de fuerza significó el inicio de su dominio del orbe, su
conversión en gran potencia; para el fascismo la crueldad sobre el pueblo judío
fue una advertencia a muchas otras razas de lo que sucedería sino se dejaban
someter.
La
"defensa de la Democracia", del "bien", "de la cultura
occidental", de la "seguridad de los pueblos", fueron los
argumentos de los gringos para apoyar y sostener crueles dictaduras militares
en las décadas del sesenta, setenta y ochenta que practicaron las más bárbaras
formas de violencia contra gentes desarmadas: lanzar sus victimas desde
helicópteros a los tiburones en honor al "bien", fusilar
colectivamente ciudadanos en los
Estadios, desaparecer, torturar, amenazar, desterrar, son actos que traen su
justificación simiesca, cuantas victimas inocentes no fueron acribilladas y
torturadas en América Latina por las dictaduras acudiendo a la razón del bien?
En
Colombia el fenómeno es aterradoramente parecido; después de cada masacre los
medios de comunicación justifican los muertos.
Todas las más crueles masacres de las dos últimas décadas han tenido en
la radio, la prensa y la televisión los más fuertes justificadores. Las masacres de Segovia, Trujillo, El Tomate,
Honduras y La Negra, Riofrío, Mapiripán y muchas otras han sido cometidos inicialmente por
guerrilleros a pesar de que todas fueron actos de las Fuerzas Armadas; a que
tipo de desprestigio se juega? mentir para ganarle la guerra al otro ha sido
parte de la matriz de justificación que ha desorientado a la sociedad civil en
Colombia.
El
genocidio contra dirigentes de la Unión Patriótica y de la izquierda tiene esas
mismas características; las muertes de dirigentes de la UP siempre fue
justificada en el hecho de que eran guerrilleros a pesar de que nunca lo fueron
y de que ningún dirigente tenía un arma en su mano para defenderse; sin
embargo, ante los medios de comunicación siempre han sido "muertos
malos" o "bien matados"; tres mil personas asesinadas fueron
para los justificadores tres mil seres humanos que tenían que morir, en honor a
la defensa de las instituciones y la Democracia.
Todo
acto de violencia de la "cultura simiesca" tiene ante el justificador
el lado humano; se mata al dirigente de izquierda por ser comunista y no estar
con el establecimiento, se presenta este como un peligro y un mal para la
humanidad que hay que exterminar; se asesina a los basuriegos porque su oficio
es un mal ejemplo para muchos ciudadanos a pesar de que sean los agentes de la
recuperación ecológica del planeta; millones de hectáreas de bosques en el
mundo dejan de tumbarse por el oficio de estos titanes de la Ecología; sin
embargo, el carácter indigno que las clases altas, medias y bajas ven en este
oficio los lleva a la aplicación de la violencia contra ellas; los
"hombres gallinazos" serían un mal ejemplo para los niños de los ricos
y las clases medias y aún para sectores de las clases bajas; ellos según la
cultura simiesca deben ser sacrificados por "desechables", la
"limpieza de la sociedad" es la justificación de la muerte; muchos
seres inservibles al mundo y a la Ecología como modelos, actores de cine,
sacerdotes, militares o empresarios parásitos paradógicamente, son superiores a
personas que con esfuerzo físico contribuyen a acortar la distancia temporal de
liquidación del planeta.
Todos
estos hechos nos muestran algo claro y palpable: los nuevos simios con su
matriz de justificaciones y su potencial de crueldad han generado la guerra y
su capacidad violenta ha servido como ejemplo a muchos ciudadanos que la copian
y se contaminan de la cultura de la muerte; las sociedades por mucho tiempo
seguirán siendo excesivamente crueles, continuaremos asistiendo a esa vieja
división entre "hombres que tienen que morir y sufrir" y "los
que merecen vivir dignamente", según el criterio de los justificadores de
la violencia; ellos se apoyan con toda evidencia en el analfabetismo político
de las amplias mayorías de la población, mientras subsista el "analfabeto
político" es muy difícil que la sociedad sea capaz de crear una cultura
humana alternativa a la del "hombre culturalmente simio". El poema de
Bertold Brech "El analfabeto político" es muy ilustrativo en este
sentido, dice :
"El peor analfabeto es el analfabeto político,
el no oye, no habla, ni participa en los acontecimientos
políticos.No sabe que el costo de la vida, el precio de los fríjoles,del
pescado,de la harina, del alquiler, del calzado y de las medicinas,
dependen de las decisiones políticas.El analfabeto
político es tan animal que se enorgullece e hincha del pecho al decir que odia
la política.no sabe el imbécil, que de su ignorancia política proviene la
prostituta,el menor abandonado, el asaltador y el peor de todos los
bandidos,que es el político aprovechado, embaucador y corrompido, lacayo de las
empresas nacionales y multinacionales."
Dos grandes estrellas han estado titilando
continuamente a lo largo de nuestra historia, una como realidad, otra como
utopía; la primera la de la "Cultura salvaje" y la segunda la de la
"Cultura humana":
"CULTURA
SALVAJE"
COMPETENCIA VIOLENCIA ROBO
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* * * ANARQUIA SEXUAL
EGOCENTRISMO AUTORITARISMO
'CULTURA
HUMANA"
PACIFISMO HONRADEZ
SOLIDARIDAD *
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ALTRUISMO DEMOCRACIA
ORGANIZACION SEXUAL
ORGANIZACION SEXUAL
El ser humano es un carnívoro por instinto, es un
depredador salvaje como lo es el león, el tigre, el jaguar o la pantera, la
competencia por hembras se parece a la del caribú o la morsa, el espírtu de
especie ladrona parecido al de la hiena que se apropia de lo que otros cazan o
al del buitre salvaje está también implícito en sus intintos naturales; es
evidente que no nacimos como especies vegetarianas como las cebras, los
caballos el venao o las vacas, de allí que la violencia, esto es, el dañar,
herir o matar es parte de nuestra naturalidad salvaje que ninguna sociedad
hasta nuestros días ha podido derrotar; ni las religiones, ni los movimientos
humanistas. Pasarán miles de años antes
que el hombre logre crear una "Cultura humana" que por lo menos le
garantice no matarse entre los de su misma especie .
El hombre simio es el hombre natural, el que nace
constituído; el hombre nace violento por naturaleza, desde pequeños
manifestamos nuestro espíritu violento, dañamos, agredimos, destrozamos somos
competitivos y egocéntricos; la lucha más tenaz del hombre por humanizarse es
opacada por la acción de estos tres arquetipos.
Cada uno necesita del otro.
Vive el Capitalismo de nuestro salvajismo? es
evidente que la estrella salvaje brinda al capital un espacio importante de
lucro:
ANARQUIA SEXUAL:
Nunca antes ninguna sociedad había explotado tan utilitariamente el
problema de la sexualidad humana como lo ha hecho el capitalismo, hasta el
punto de convertirla en una mercancía, la expansión de la prostitución y la
industria de los instrumentos sexuales es una prueba de ello.
ROBO: El robo es parte de los principios del
capitalismo; hay robo sutil y tácito, ambos son practicados por las
oligarquías.
VIOLENCIA:
Elemento fundamental para el Capitalismo, sin ella es claro, no puede
subsistir. El armamentismo, la
sofisticación de los aparatos de muerte durante la época de la postmodernidad
no tiene comparación.
COMPETENCIA:
El cordón umbilical del Capitalismo, el Darwinismo social reproduce la
vida competitiva del mundo salvaje: Hienas sobre venados, tigres sobre cebras,
bestias contra bestias.
EGOCENTRISMO:
Sin individualismo no hay Capitalismo, es un principio de los liberales.
AUTORITARISMO:
La forma de gobierno de las sociedades oligárquicas, también se
practica el TOTALITARISMO.
Comprender la vigencia de estas formas de
interacción significa entender que ese viejo hombre de las cavernas que
deambulaba por las selvas y bosques buscando especies en cacería, que se
enfrentaba con otras manadas en disputas territoriales; que se mataba por las
hembras ha sido reemplazado por otro "Hombre culturalmente salvaje"
que ya no se desplaza a pie si no en automóvil, no vive en cavernas sino en
unidades residenciales, no utiliza el hacha de piedra sino los misiles de alta
destrucción, los aviones supersónicos y las bombas nucleares para ejercer el
dominio territorial; con la diferencia de que aquel viejo simio era
demográficamente pequeño mientras el de hoy que se acerca en número a los 7.000
millones de habitantes es un depredador masivo que en su afán carnívoro se
encuentra al borde de liquidar el planeta.
Desde los comportamientos del hombre de la
postmodernidad podemos además comprender esos viejos simios que dieron orígen a
nuestra raza humana; no entiendo porque los antropólogos se afanan en
investigar nuestros antepasados más remotos en Chimpancés, gorílas u
orangutánes cuando nuestros comportamientos salvajes en la actualidad son una
prueba fehaciente de los comportamientos de los viejos simios que culturalmente
subsisten en nuestras individualidades.
La búsqueda de la "Cultura humana " ha
sido un camino tortuoso para toda la humanidad; la rebelión contra el
salvajismo (y los agentes contra esta rebelión) ha pagado cara su osadía.
La "Cultura salvaje" ha sido dominante a
lo largo de toda la historia de la humanidad; las referencias más palpables las
encontramos en las grandes rebeliones antiesclavistas: la rebelión de espartaco
, el movimiento cristiano contra el imperio romano, los movimientos
renacentistas anticlericales, el "siglo de las luces", los
movimientos marxistas y anticapitalistas del siglo XIX, las revoluciones
proletarias del siglo XX y los movimientos de lucha a favor de los derechos
humanos, los movimientos ecológicos y las resistencias armadas
antidictatoriales.
En la historia de la búsqueda de la "Cultura
humana"tenemos que distinguir entre las luchas objetivas contra la
"Cultura simiesa" y la lucha ideológica. La lucha ideológica está plagada
también de persecusiones y de violencia; La historia de Sócrates condenado a
beber la cicuta o de Cayo Petronio con su "Satiricón" dirigido contra
el emperador Nerón fue uno de los que cayó abatido por los Simios; la edad
media con la Inquisición estuvo plagada de persecusiones contra hombres cultos,
también los renacentistas del siglo XVI, fueron persegidos, Maquiavelo fue
desterrado y Tomás Moro descabezado, Giordano Bruno quemado y Galileo Galilei
vilipendiado; Los esplendidos intelectuales del "Siglo de las luces"
o de la ilustración dieron un impulso fuerte a la lucha por el humanismo, pero
al final fueron olvidados. Las
persecusiones contra los fundadores del Marxismo, Marx y Engels en el siglo XIX
abren otro ciclo que aún se prolonga hasta nuestros días.
El siglo XX está plagado de persecusiones a los
humanistas: La muerte de Gramsci en la
cárcel, de historiadores como Marc Bloch, Bertold Brech, perseguidos todos por
el fascismo, también Albert Einstein, el asesinato de Martin Luther King, luchador
antiracista, el encarcelamiento de Nelson Mandela y muchos otros casos antes
mencionados son puebas fehacientes de que la lucha por la construcción de una
sociedad humanista ha sido dura y sangrienta; al lado del humanismo siempre
hemos tenido las figuras más importantes de nuestra intelectualidad.
Reivindicar el humanismo ha sido siempre peligroso; a muchos seres humanos les
han quitado la vida por reivindicarlo, Chico méndez defendiendo el amazonas,
Salvador Allende, Jesucristo, seres humanos que se enfrentaron a los simios y
perdieron con ellos la batalla. El
humanista lleva las de perder porque el ser pacífico se enfrenta a un hombre
violento destructor.
hechas las anteriores reflexiones preguntémonos:
Como funcionan nuestras Universidades en un medio culturalmente salvaje?, Cual
es su papel?, Es el conflicto social necesario o innecesario para la
universidad? Cual debe ser la relación de la Universidad con dicho conflicto
social?
La Universidad presenta una doble contradicción con respecto
a la dicotomía cultural planteada; por un lado es la esperanza de
transformación de la cultura, es el espacio más importante para crear esa
cultura humana que nos permita liquidar la cultura simiesca a la que nos hemos
referido; pero paradójicamente, es ese espacio esencial que le permite a la
Cultura salvaje subsistir; la universidad es el centro fundamental donde se
forman los intelectuales al servicio del Capitalismo.
Esta dicotomía sirve para dejar en claro que aunque
la Universidad está programada para servir a la Cultura salvaje, ella puede
convertirse en un foco de rebeldía contra esta y desde allí alimentar el
proceso de construcción de una Cultura humana. El papel de la Universidad debe
ser este y por lo tanto la Universidad tiene que ser el salon amplio de
discusión y debate que alimente la conflictividad hacia el humanismo; la
conflictividad es un Estado natural de las sociedades escindidas en un
Apartheid social; la ley de la existencia
segregada, en la medida en que se ahonda genera mucha
conflictividad; la Universidad no debe temerle a la conflictividad, debe
plantearse el conflicto hacia un mundo mejor.
Colombia es una de las Sociedades latinoaméricanas
más segregadas, la disminución lenta y paulatina de la Clase media y el
acelerado aumento de la pobreza la ha transformado en un espacio muy amplio de
conflictividad; este fenómeno ha afectado palpablemente a la Universidad. La escisión tradicional entre Universidad
Pública y Universidad Privada y las secuelas de los modelos Neoliberales han
disparado los grados de Apartheid social en nuestras Universidades; de ellas
han salido los sectores populares y lenta y paulatinamente están siendo
expulsados los sectores de Clase Media baja.
El carácter elitista de la Universidad Privada la
presenta en el conflicto social en un polo de apoyo de las clases dominantes (
de las oligarquías y de las clases medias altas hacia el enriquecimiento); la
Universidad pública juega un papel diferente, ella, es un espacio de los
diversos sectores de las clases medias (clase media-baja o clase media
equilibrada) que han sentido el rigor de neoliberalismo. La posibilidad de recuperación de la
Universidad Pública como espacio de los sectores populares plantea una alianza de
ella con con estos que sea capaz de hacer
realidad un proyecto político que plantee su recuperación.
Ahora que se ha abierto el debate sobre la Paz, es
necesario que la Universidad Pública defina que tipo de Paz es la que necesita;
la "Paz de las oligarquías" es evidentemente una Paz que no le
favorece, "La Paz del pueblo" puede ser una propuesta importante para
su salvación. En medio de este debate
que se ha abierto sobre los diálogos de paz en Colombia, lo más importante para
quienes buscamos un proyecto de Cultura humanista, es entender que el
entendimiento del problema desde una visión clasista es sin lugar a dudas
esencial para no dejarnos imponer ese viejo estilo político en el tratamiento
del problema de las oligarquías colombianas, que nos hace creer que su proyecto
es el adecuado para la nación, cuando por el contrario lo que pretende es
esterilizar la sociedad en la desigualdad, la injusticia y la barbarie, lo que
convierte a la "Paz" en un caballo de troya que pude abortar
cualquier proceso de democratización y de humanización real de la sociedad
colombiana.